A los Celtics les ha tocado la dura tarea de lidiar con los dos miuras más temidos de toda la NBA: LeBron James y Dwight Howard. Por físico, por desgaste y sudores, ambos exigen una defensa diez. Los 48 minutos. LeBron ya está en casa, desdibujado, con su MVP como un peluche de feria; y Howard sufrió ayer, a las primeras de cambio, todo el talento que los veteranísimos Celtics parecen haber reservado para la lucha por el título.
Perkins, Wallace y Davis se relevaron como defensores de Howard, quien terminó el partido desquiciado. Frenado Superman, los Magic padecieron. Más aún si Nelson, otro de sus argumentos ofensivos, renqueaba quizá más preocupado de tapar el chorro de números que definió a Rondo en la serie ante los Cavaliers.
Vince Carter, que parece haber resurgido esta temporada, volvió a liderar una vez más a los Magic con 23 puntos, seguido del base Jamir Nelson. Howard se fue al banco con los Magic en sequía -siete minutos sin anotar (14-29)-, pero cedió su capa a Gortat, que con seis puntos animó a la grada; también lo hizo Nelson, con ocho puntos seguidos en la reanudación (40-43). Pero otros ocho de Pierce devolvieron el tono verde al marcador (42-50) y permitieron al 34 y a Ray Allen crecerse como sólo ellos saben hacerlo cuando los playoffs son el camino.
0 comentarios:
Publicar un comentario